miércoles, 18 de febrero de 2015

Santana, un personaje sin concesiones a la galería


Novelas policiacas en estado puro

Si alguien me pregunta una definición de las novelas protagonizadas por el inspector jefe Santana, le diré que son novelas policiacas en estado puro, sin adulteraciones. ¿Qué quiere decir esto? Pues, sencillamente, que son historias que, tanto en su detonante criminal como en la investigación que posteriormente llevan a cabo el Maño y su gente del Grupo de Homicidios, se ajustan a la realidad; que pueden ser hechos, los unos y los otros, que ocurran hoy mismo, o mañana, sin demasiadas diferencias a como se desarrollan e investigan en las novelas de Santana. Porque si algo he querido hacer es contar cómo es una investigación corriente, si se me acepta el término. Sin adobarla con fantasías innecesarias o recursos al alcance de los más sesudos guionistas, ya sean foráneos o autóctonos, cuando no cercanos a la ciencia ficción. Al menos hoy en día.
Santana es un currante; lo ha sido siempre, desde que entró en la Policía del antiguo régimen, en aquel extinto Cuerpo Superior de Policía, el de la Brigada Político Social, en un tiempo de forja personal y profesional con muchas noches, mucha calle y algo de mala vida por delante. Por eso, Santana es como es: tenaz, cabezón como buen maño, intuitivo y nada amigo de componendas, sobre todo las que llegan por imposiciones desde arriba, como diría cualquier madero que se precie. Y eso sí, también es celoso de su pasado, ese que le aflora al filo de la piel de vez en cuando.


José Luis García

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